jueves, 28 de enero de 2010

Es tiempo para un Misionero en Costa Rica

En el mes de diciembre tuve la oportunidad de visitar la República de Costa Rica, viaje que estuve postergando durante casi todo el 2009 en donde planeaba visitar a un amigo y hermano en la fe que sirve como misionero allí desde hace más de 4 años.




Mi amigo y hermano, Pedro Quintero quien sirve en Costa Rica desde hace 4 años junto a su esposa Fatima y sus dos niños, Becky y Chilito son un ejemplo de perseverancia y resistencia en el Señor. Hace 4 años cuando Pedro llego a Costa Rica enviado por la Iglesia Luterana de Nicaragua en colaboración con la Iglesia Luterana de Canada no sabía con lo que se encontraría en Costa Rica ni cuales serían los retos que le tocaría vivir para empezar lo que hoy en día es la Misión Luterana en Costa Rica.



Mi visita tenía el propósito principal de visitarlos, animarlos y a la vez explorar posibles oportunidades para que desde Panamá pudieramos mandar grupos de misión que fueran a apoyarle en el trabajo ministerial, evangelístico y de servicio en el hermano país.



Mis 4 días por el hermano país también me dieron la oportunidad para conocer un poco más de San José y también de su gente.


Pastor Edmundo Retana quien recientemente se ha unido a la Misión Luterana de Costa Rica

Los "Ticos", como se les dice a los costarricenses, son abiertos, diversos, libres, globales, corteses, calmados, humildes, hospitalarios, trabajadores y muy educados. Los costarricenses son personas orgullosas de su cultura y de la riqueza natural extraordinaria que les rodea. Son persistentes en sus convicciones religiosas y muy orientados hacia la familia.

La ascendencia de los ticos es predominantemente española. Para su fortuna, Costa Rica fue la más abandonada de las colonias centroamericanas por la ausencia de riquezas minerales (oro y plata) y de una abundante población indígena. Por tanto, los colonos que llegaron a Costa Rica no buscaban ni minerales ni la explotación de trabajo indígena, sino un lugar bello y tranquilo donde asentarse con sus familias. Ellos dieron origen a una de las clases medias más grandes de América: familias de finca con actitudes humildes y pacíficas.



Los costarricenses son el resultado de una nación pacífica con una larga tradición democrática. Costa Rica es un país tranquilo que ha evitado siempre los conflictos que involucran acciones militares. Por el contrario, resuelve sus conflictos por medio de las negociaciones y sus esfuerzos se han abocado más bien a desarrollar la igualdad social. Es considerado un país progresivo que tiene más maestros que policías, más reservas biológicas que ciudades y una gran dedicación a los programas sociales. Con el establecimiento de la educación gratuita como derecho constitucional en 1869, la abolición de la pena de muerte en 1882 y la disolución del ejército nacional en 1948, está claro que el desarrollo social y el orden son claves para el desarrollo costarricense.

Dios continue bendiciendo nuestros hermanos de Costa Rica y la obra misionera que realiza nuestro amigo el Pastor Pedro Quintero.