jueves, 20 de enero de 2011

Es tiempo para la Nueva Esperanza

A comienzos del mes de Enero tuve la oportunidad de trabajar en la Comunidad de la Nueva Esperanza, que se encuentra ubicada en la creciente Arraiján en la zona centro-oeste de la Provincia de Panamá. No es la primera vez que visito esta comunidad sin embargo si fue el mayor tiempo que he pasado trabajando y sirviendo en esta comunidad como no lo había hecho en otras oportunidades.


El Pastor Demetrio quien sirve como sembrador en de la misión Bethel fue el encargado junto a la jóven Jazmín y otros más de organizar lo que fue la Escuelita Bíblica de Verano "Moises Hombre de Fé".


Mi propósito allí además de observar, participar y apoyar en lo que pude la Escuelita Bíblica de Verano fue el de coordinar y liderizar a un grupo de voluntarios provenientes de la Universidad Stevens Point  de Wisconsin del Centro Luterano PEACE, quienes tomaron unos 10 días para venir  en una misión de servicio en donde teníamos el propósito de apoyar en la construcción de un piso y colocar un techo para tener un lugar en donde la Misión Bethel pueda realizar todas sus actividades en la comunidad. 



Los diez días sirvieron no sólo para dar la mano, mover tierra a punta de pico y pala, abrir sanjas para que se desvie el agua durante las lluvias, apisonar la tierra, mover los materiales de construcción, hacer las mezclas de cemento, poner la fundación, piso, columnas y dejar todo listo a los soldadores para que colocaran el techo sino para experimentar lo que es vivir en una comunidad que emerge realmente desde abajo, vive literalmente del día a día, su gente sonríe a pesar de la desgracia, sus niños juegan como cualquier niño lo hace en cualquier otra comunidad, su gente tiene sueños igual que tu y que yo, y muy a pesar de las dificultades, condiciones adversas hay esperanza de un mejor futuro. 




Todo ser humano siempre aspira a mejorar sus condiciones de vida y parte de nuestro aporte en esta comunidad mas que poner un piso y un techo es el de proveer de un espacio a la comunidad, especialmente a los niños de aprender, crecer, jugar, construir relaciones y sobre todo escuchar el mensaje de salvación en Cristo Jesús que hasta la fecha se había venido realizando sin contar con techo y piso.

Los miembros de la comunidad al principio nos miraban con bastante recelo como lo haría cualquier persona que vea como llegan extraños invasores, sin embargo con el transcurrir de las horas y los días, las familias de la comunidad cada día pasaban a dejar a sus niños para que participaran de la Escuelita Bíblica de Verano y a la vez ver con sus propios ojos lo que sería un lugar de esperanza.


Digo que un lugar de Esperanza porque esperar que las cosas mejoren, esperar que nuestros niños crezcan sanos y fuertes, esperar que sean hombres y mujeres de bien en el futuro, esperar que aprendan cosas positivas y desarrollen sus cualidades son aspiraciones que todos tenemos y tendremos en su momento cuando tengamos nuestros hijos.



Un lugar de Esperanza donde cada semana podamos aprender, escuchar y vivir una vida de Fe, motivada por el perdón de nuestros pecados y guíada por la palabra de DIOS. Un lugar de Esperanza que sea el principio de grandes cosas para una comunidad que igual que la mía necesita ser transformada desde el corazón de su gente hacia afuera.










Es mi oración para esta comunidad  que "el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo".  Romanos 15:13