jueves, 1 de diciembre de 2011

Época de reflexión y celebración por el que vino

Quiero compartirles este artículo que escribí hace 11 años y que fue publicado en el Diario La Prensa el día 25 de diciembre del año 2000 en la sección de Opinión. 





Al acercarse la Navidad se incrementan las actividades de consumo de bienes y servicios en la mayoría de los hogares panameños, dando como resultado que muchos se endeudan hasta el cuello por tratar de regalar lo que no tienen.

A final de cuentas, cuando llega enero se debe empezar a pagar las deudas que, acumuladas con las anteriores, no nos dejan vivir tranquilos, en paz y calma como debiera ser. 



Cada persona quiere comprar algo para ella u obsequiar a otro, cosa que no es necesariamente reprochable. El problema es el exagerado consumismo, que se convierte en una enfermedad que nos tiene para acá y para allá.



Los remedios a este mal están en la educación que uno recibe en casa, en la escuela y en alguna organización a la cual pertenezcamos. 



Es importante que el consumismo que nos rodea, no nos haga perder de vista el verdadero significado de la época navideña: recordar el nacimiento de quien dio la vida para salvarnos del pecado. 



Humildad, solidaridad, honestidad, puntualidad, caridad, amor, fe y esperanza para el mundo, deben ser nuestros mensajes y la bandera a defender. 



Debemos también superar las diferencias con nuestro prójimo, haciendo un esfuerzo personal por mejorar aquellos defectos, hábitos y prácticas que nos han llevado por la senda errada. 



Nos equivocamos porque no somos perfectos; caemos y nos volvemos a levantar; herimos, pero podemos disculparnos; a veces perdemos, pero también ganamos. Es una lucha constante del ser y el deber ser; consciente contra subconsciente, librando una batalla mental para ver quién gobierna.

Que esta época nos sirva para reflexionar sobre el mensaje de Jesús: con los brazos abiertos para dar afecto; y valorar el sentido cristiano de la fecha. 

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Les comparto nuevamente la razón por la cual en estas fechas realmente debemos celebrar (no necesitamos gastar para hacerlo y dar a otros que necesitan es mucho mejor que recibir).


Porque un niño nos ha nacido, un hijo nos ha sido dado, y la soberanía reposará sobre sus hombros; y se llamará su nombre Admirable Consejero, Dios Poderoso, Padre Eterno, Príncipe de Paz. Isaías 9:6

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