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caminando si ninguna esperanza |
En esta foto se aprecia a un joven con una rosa en la mano esperando por su novia y al mismo tiempo a un mendigo |
El contraste al igual que en muchos de nuestros países de América Latina es encontrarse durante las caminatas en la plaza y calles con algunas personas sin hogar, pidiendo limosna, durmiendo en las calles y con gran necesidad.
La realidad de mucho de nuestros países es que una gran parte de la población compite en un mercado laboral cada vez más competitivo mientras que otro cada vez más se le hace realmente imposible insertarse a la vida normal que muchos llevamos.
Juzgar las razones y circunstancias que han hecho que muchos de nuestros hermanos estén en esta situación no va a resolver el problema, por el contrario simplemente nos enfrentará en encontrar responsables mientras que aquellos continuarán viviendo y alimentándose de la desesperanza.
Jesús se compadeció de nuestras necesidades físicas y espirituales |
Tal situación me hace reflexionar en relación de nuestra condición espiritual que ciertamente es muy parecida a la de los mendigos y personas que viven en la calle.
El estar sin Dios, o llevar una vida desobedeciendo o de muy poca intimidad con él simplemente hace que carezcamos del techo celestial que nos cubra, sin el alimento que desciende del cielo que nos fortalezca, sin el calor de los brazos de nuestro Padre creador que nos mantega vivos, además de las muchas dudas respecto de su amor por nosotros y mirando con mucha tristeza y dolor el pasado que nos ha herido y al cual no le encontramos salida o respuesta.
Es precisamente en medio de esta realidad en donde el mensaje de las buenas noticias en Cristo vienen a nuestras vidas, cuando la desesperanza parece estar ganando cada vez más y más terreno, el Cristo prometido desde el principio y revelado en las escrituras viene a nuestro mundo frío por la falta de amor, totalmente ensimismado en el egoísmo, sobre explotado por nuestras bajas pasiones, confundido por la mentira, harto de tanto consumismo, vacío por la ausencia de Dios y en total oscuridad para hacer resplandecer su luz que calienta nuestros corazones, los encienda con su amor para revestirnos de él, dándonos el perdón que necesitamos, mostrándonos la verdad de su justicia perfecta y amor sacrificial, saciandonos completamente y llenando nuestras vidas enteramente con su presencia y así iluminarnos por medio de su palabra y la guía de su Espíritu Santo.
Cristo caminó por las veredas y calles de este mundo, viendo una realidad muy parecida a la que podemos ver no sólo en Antigua Guatemala sino en muchas de nuestras comunidades, sin embargo él no quedó sin hacer nada al respecto, el tomo el lugar de aquellos mendigos y alejados de Dios para que en su sacrificio ellos / nosotros pudiéramos ser aceptados delante de Dios, limpios de nuestra suciedad pecaminosa, hechos hijos de él y herederos de su reino.
Tenemos un llamado a amar a aquellos que tienen gran necesidad para servirles en sus necesidades físicas y espirituales... ¿Te sumarías a hacer algo al respecto?
Dichosos más bien -contestó Jesús- los que oyen la palabra de Dios y la obedecen. Lucas 11:27-28
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